Salome Martínez

Hay dos exposiciones en el Museo Estatal de Artes Populares

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Por 4poder

 

De gallinas y cal y canto, las exposiciones nuevas del Museo Estatal de Culturas Populares de CONARTE están a la vista y a través de ellas hablará la historia y la habilidad artesana de los nuevoleoneses.

 La Casa

 La que fuera la primera casa de un gobernador de Nuevo León, Don Ignacio Ussel y Guimbarda, y considerado el edificio más antiguo de Monterrey, narrará su rica historia a través de uno de sus habitantes distinguidos: el Museo Estatal de Culturas Populares de Nuevo León.

 

Esto será posible a través de la exposición La Casa, devenir histórico en paredes de cal y canto, que será inaugurada mañana martes 23 de julio a las 19:00 horas en el citado Museo.

 

Dicha exposición cronológicamente comprende desde la primera mitad del siglo 18 (1738), en que se tienen registros del solar, hasta la fecha. La museografía está realizada por secciones de los periodos en que ha tenido diferentes funciones e inquilinos.

 

Las secciones son: Antes de Ussel y Guimbarda; La Casa del Gobernador; Hospital de Pobres; Hospital Provisional; Hospital del Rosario; Colegio de la Niñas; Casa del Campesino; Museo Estatal de Culturas Populares; Desarrollo y estilo arquitectónico  y Los Murales de La Capilla.

 

La exposición, organizada por CONARTE con el apoyo de CONACULTA, está conformada por las Colecciones: Documentos del Archivo General de la Nación; Documentos del INAH; Colección de implementos agrícolas antiguos de Luis Alférez, de la Hacienda de Icamole; Estudio gráfico arquitectónico del Arq. Víctor Cavazos; Piezas de la Sala Histórica de la Facultad de Medicina de la UANL; Documentos de los primeros años de la Casa del Campesino, colección de la CNC; Piezas de exposiciones del Museo Estatal de Culturas Populares y Fotografía de Erick Estrada de los Murales de la Capilla.

 

La Casa, devenir histórico en paredes de cal y canto.

 

Testigo silente de la urbanización de la ciudad, esta casa que al paso de los años ha sido hogar, hospital, colegio religioso, centro agrario y recinto cultural es además un inigualable referente del desarrollo arquitectónico y patrimonial de Nuevo León.

 

El solar de mediados del siglo XVIII se convirtió en el hogar del gobernador Ignacio Ussel y Guimbarda, quien por amor y estatus social construyó la casa prácticamente en las dimensiones actuales.

 

Cuando la casa pasó a manos de la Iglesia, a finales del siglo XVIII, decidieron convertirla en hospital y procurar activamente la salud física y espiritual de los habitantes de Nuevo Reino de León.

 

Al convertirse en Colegio de Niñas, ya en el siglo XIX, la misma Iglesia procuró la educación de las señoritas de la alta sociedad, sin embargo, al cambiar luego a Colegio de San José, también dieron servicio a niños y niñas de bajos recursos cuya familia no podía pagar su educación.

 

En la década de 1930, en plena época posrevolucionaria, la casa fue expropiada por el gobierno y cedida en comodato por el presidente Lázaro Cárdenas a la Confederación Nacional Campesina; desde 1935 es la Casa del Campesino y atiende los diversos asuntos sociales y agrarios del estado.

 

1990 es la década en que llega el nuevo habitante: La Unidad Regional, Museo Estatal de Culturas Populares de Nuevo León, cuyo carácter cultural y artístico revitalizó la arquitectura del inmueble; desde entonces revalora, fomenta y difunde las expresiones culturales de los grupos indígenas, rurales y urbanos.

 

Los breves periodos de soledad y abandono que ha sufrido la casa a lo largo de sus 250 años han servido para que cada nuevo habitante —y hoy visitante— revalore la grandeza de la construcción y la inmensidad de la historia que resguarda.

 

Las Gallinas de Doña Eustolia

 

“Huele a Tierra mojada”: los caminos del barro.

 

Por otra parte, y en forma simultánea se inaugurará la exposición Las gallinas de Doña Eustolia, el martes 23 de julio a las 19:00 horas en el Museo Estatal de Culturas Populares de Nuevo León.

 

Dicha exposición se realiza en reconocimiento a la labor artesanal de Doña Eustolia López de la Rosa, quien abrevando de su entorno inmediato, sus saberes adquiridos a lo largo de los años y sus pensares sobre la estética, crea piezas únicas en la expresión artesanal norestense.

 

Doña Eustolia López de la Rosa, del Ejido los Álamos, El Mosquito, en Linares, Nuevo León, con 78 años, vive en un territorio lleno de memoria, mitos y poesía. Su comunidad pertenece a una constelación de ejidos situados al pie de la sierra madre oriental, caseríos que se esconden entre las luces de Montemorelos, Hualahuises y Linares y cielos repletos de estrellas, hogares que vibran entre el rumor del agua que serpentea de la montaña y los sonidos de vehículos que suben y bajan rumbo al altiplano o a la llanura costera del Golfo. Se trata de un espacio cruzado por caminos de cazadores y contrabandistas en el que lo mismo podemos toparnos con un puma o un oso que hallar cuevas con grabados       y tumbas prehistóricas. En un ejido vecino (Loma Alta) hace años escuchamos una historia sobre el origen del trabajo con barro. En esta se contaba de un indio que vio juntarse agua de lluvia, en las huellas de su padre; entonces, arrancó de la tierra mojada un molde del talón para llevarlo al fuego del hogar y, después de varios intentos, añadió cal y hierba, al lodo, elaborando así el primer plato o taza de barro. Este mito es sorprendente pero más sorprendente es que existan creadoras de objetos como los que apreciaremos en esta exposición.

 

“Ya tengo años trabajando el barro, desde en vida de mis tíos. La tía que me crió hacía loza y yo le ayudaba a machucar yeso, luego me casé y con la suegra que me fui también hacía loza. Por eso toda mi vida he trabajado esto, el barro. Aunque aquí ya casi nadie lo trabaja, de mis hijas ninguna me siguió. Era nomás uno el que se estaba enseñando pero ya se fue de aquí, está en Monterrey; este que le digo comenzaba a hacer comales y cazuelitas, así, pero no, ya no”. Añade, sobre la posibilidad y experiencias de para trasmitir lo que sabe: “Y estuve trabajando en Linares, fui a dar un trabajo de esos (un taller) a unos niños pero no… No dieron señales de que se enseñaran, querían que yo les estuviera haciendo todo lo que ellos querían hacer. Pero no, la gracia es que ellos se enseñen; no yo hacerles las cosas. La tarea es que ellos se estén fijando como uno trabaja y aprendan.”

 

El Museo Estatal de Culturas Populares de Nuevo León se encuentra ubicado en Abasolo 1024, esquina con Mina, Barrio Antiguo de Monterrey, Nuevo León

 

Ambas exposiciones estarán en exhibición hasta el 20 de octubre del 2013. La entrada es libre.

 

Más información en la página www.conarte.org.mx o bien a través de facebook: CONARTE NUEVO LEÓN y por twitter:@conartenl.

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