Por Salomé Martínz
La noticia retumbó en el corazón de Linares como un trueno. Cinco jóvenes estudiantes de la Escuela Normal “Profesor Serafín Peña” de Montemorelos nunca regresaran a casa. Sus pupitres hoy están vacíos. Sus voces, que ayer soñaban con enseñar, con transformar vidas desde un aula, se apagaron para siempre en un trágico accidente carretero.
Era una tarde como cualquiera. Volvían a su ciudad natal, Linares, tras una jornada de estudios. En su mirada llevaban el anhelo de convertirse en maestros, de ser ejemplo y guía para nuevas generaciones. Pero el destino les cerró el paso en el kilómetro 175 de la carretera Nacional, en el paraje conocido como “La Laja”, municipio de Hualahuises.
El vehículo donde viajaban —un Chevrolet Aveo gris— perdió el control al poncharse una de las llantas, luego brincó el camellón y se estrelló de frente contra un tráiler. El impacto fue brutal. Cuando los rescatistas de Protección Civil y la Cruz Roja llegaron al lugar, solo encontraron el silencio y la desolación: los cinco jóvenes habían muerto en el acto. Cuatro mujeres y un hombre, de entre 18 y 20 años, cuyos nombres ya resuenan en las calles de Linares como un eco de dolor:
Kenia Gabriela Montaño
Dione Garza
Andrea de la Cruz
Misara Scarlet Leal y
Luis Eduardo
Un pueblo entero llora
Hoy, en Linares, hay un luto que duele distinto. Son cinco familias que miran la puerta esperando que se abra, que escuchan el timbre del teléfono deseando otra noticia. Son madres que ya no podrán abrazar a sus hijos al llegar de la escuela. Padres que no verán el título universitario por el que tanto lucharon juntos. Son hijos que se quedan esperando el mensaje de “ya llegué”.
La Escuela Normal “Profesor Serafín Peña” esta en en shock. Cinco aulas quedaron mudas. Las mochilas permanecen llenas, esperando ser abiertas de nuevo. Pero sus sueños de educar se han detenido en una curva de asfalto, entre el estruendo del metal y el silencio de la tragedia.
“Dios, dale fortaleza a esas familias que hoy pierden a sus hijos”, se escucha en cada rincón de la ciudad. La comunidad educativa y los habitantes de Linares elevan oraciones. Todos eran conocidos: vecinos, amigos, compañeros de clase. Algunos quizás eran esos maestros que habrían cambiado la vida de algún niño.
Una tragedia que se pudo evitar
Según los primeros reportes, el exceso de velocidad y la falta de pericia al volante podrían haber provocado el accidente. Una tragedia que ocurre en una carretera Nacional donde cientos de estudiantes y trabajadores transitan a diario en busca de un mejor futuro. Hoy, muchos padres de familia se preguntan: ¿qué más podemos hacer para que nuestros hijos regresen sanos a casa?
Cinco vidas jóvenes apagadas. Cinco familias rotas. Cinco aulas que jamás volverán a ser las mismas.
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