Por Pedro García/Corresponsable
Un gobierno de izquierda puede ser una salida razonable ante los problemas que nos toca vivir, dijo el diputado federal Waldo Fernández, integrante de la Comisión Bicameral de Seguridad del Congreso de la Unión en la apertura del Segundo Encuentro Internacional La Izquierda Democrática, ocurrido en la privada Universidad de Monterrey (UDEM).
Sustentó que en México persiste el prejuicio en el sentido de que la izquierda se identifica con orientaciones políticas que subordinan el mercado y el desarrollo económico a objetivos públicos difusos en nombre de la igualdad. También hay la “idea absurda”, según la cual, los gobiernos izquierdistas entrecruzan necesariamente la democracia con el populismo, con la irracionalidad en el manejo de las finanzas y con la generación de un mayor número de personas en condición de pobreza, que abrazan la ficción de la igualdad y que son proclives al autoritarismo.
En su discurso de bienvenida al encuentro, el diputado regiomontano agregó: “Hace no mucho escuché que a las izquierdas les gustan tanto los pobres que buscan que todos lo sean. Una gran mentira pronunciada por uno de esos fundamentalistas económicos cuyo dogma ha empobrecido a millones y millones de personas durante las tres décadas pasadas.”
“Podría seguir con la serie de representaciones construidas falsamente respecto a los gobiernos, organizaciones, partidos y movimientos de izquierda, sin embargo, lo central ante estos calificativos demagógicos es señalar que un gobierno de izquierda puede ser una salida razonable, democrática y transitable ante los graves problemas estatales, nacionales y globales que nos toca vivir”, añadió.
Enfatizó que la izquierda progresista no parte de quitarle nada a nadie, “sino de reconocer que la masa crítica de problemas que enfrentamos requiere la cooperación, la inclusión, y el diálogo intercultural. La gravedad de contradicciones que se viven a escala planetaria demanda una sociedad de derechos y una economía que sirva a las personas y no lo que sucede hoy, que las personas solo sirven a la economía.”
Puntualizó que el año pasado, durante la primera celebración del encuentro de izquierdas, se llegó a una conclusión, entre muchas otras, que hoy es importante subrayar: Si bien debe gobernarse para los más necesitados también debe incluirse, con un sentido progresista, a las clases medias y al sector empresarial para con ello combatir la desigualdad.
“Necesitamos alternativas de gobierno que demuestren que es posible que las personas se apropien de lo público, que participen en el destino de los recursos, que vigilen en qué y cómo se invierten los impuestos que a todas y todos pertenecen, y en especial que encuentren respuestas mediante nuevas formas de colaboración y de cooperación social”, planteó el diputado federal.
Especulación, causa de crisis y pobreza mundial
En este segundo día de actividades de este encuentro de izquierdas habremos de consolidar respuestas ante las problemáticas de un mundo globalizado, que permitan construir otras formas de trabajo para las izquierdas progresistas, así como buscar desde aristas empresariales, académicas y ciudadanas un conocimiento renovado para acabar con todas esas falsedades en contra de la izquierda progresista que acabo de mencionar.
En este segundo foro se analizará las alternativas ante el agotamiento del neoliberalismo y el estancamiento permanente. Los nuevos paradigmas en las políticas públicas, para un desarrollo sustentable y humano, así como la participación empresarial como factor de desarrollo. Nuevas políticas económicas y sociales.
¿Cuál es la urgencia de debatir sobre el tema que hoy se discute? Hoy que la riqueza es acumulada como en ninguna época de nuestra historia, pero que al mismo tiempo las finanzas globales están ancladas a prácticas económicas que siguen al sol de la especulación provocando crisis económicas que arrojan a millones de familias a una pobreza súbita en cuestión de semanas.
Hoy que el 1 por ciento de la población mundial concentra más riqueza que el 99% restante. Hoy que 62 personas poseen la misma riqueza que 3600 millones de personas, esto representa la mitad más pobre, la que no tiene nada de la población. Hoy que en regiones del mundo se vive un desperdicio inadmisible de alimentos, mientras que en otras se sufre de crisis alimentaria.
Hoy que se consumen de forma insaciable los recursos naturales y las fuentes de energía sin importar el daño al medio ambiente y las consecuencias del cambio climático, debemos acompañar esta reflexión de otra pregunta necesaria: ¿Pueden los gobiernos plantearse las mismas metas, repitiendo las mismas frases y el mismo modelo en aras de lo políticamente correcto o es momento de replantear las respuestas que nos ayuden a superar esta época oscura de estancamiento y desigualdad?
Las respuestas son evidentes, porque tras treinta años de políticas neoliberales del libre mercado sucede que sus mismos promotores se preguntan en qué nos equivocamos. Sucede que hoy las cifras de la desigualdad no están en los anales de las izquierdas progresistas, sino en documentos globales que generan los organismos promotores del libre mercado, la desregulación y en sí del capitalismo brutal.