Recorre Carlos Rodríguez»el Cuate» Hacienda y Ejido Palmitos

Por Grupo 4poder

Con un gran abrazo fue como recibió, Doña Eduarda de la Cruz, al candidato del PRI a la alcaldía de Cadereyta, Carlos Rodríguez Gómez al comenzar su visita a Hacienda y Ejido Palmitos en el sentido que no sólo está haciendo campaña por la zona rural, sino a que se ha comprometido a regresar y no olvidarse de las necesidades de esta zona.

Siempre cercano al sector campesino y consciente de las problemáticas que aquejan al mismo, Carlos

Rodríguez realizó por la mañana un recorrido por Hacienda Palmitos, donde encontró a una gran parte de la ciudadanía, quien recuerda a su padre, el ex alcalde don Rafael Rodríguez de León, el cual durante su gestión pavimentó más de 70 kilómetros en área rural.

“Era muy importante para mi venir, porque para estar cerca de Palmitos hay que gastar suela y no sólo venir en campaña; me estoy comprometiendo a regresar porque voy a ser un alcalde de calle”, manifestó el candidato ante doña Eduarda y su familia.

Más de 12 años en el servicio público le han permitido al abanderado priista conocer las necesidades del campo “Tengo no sólo la voluntad, sino la juventud y la experiencia, conozco los problemas del campo y vengo caminando casa por casa para hacer un compromiso de frente”, enfatizó.

Ante un clima cálido y pronunciadas pendientes, el candidato no cesó en su ánimo y por la tarde continuó con su recorrido ahora por Ejido Palmitos, donde en algunas familias encontró decepción ya que se han cansado de esperar ayuda.

“A veces algunos nos han prometido el sol, el cielo y las estrellas”, comentó uno de los vecinos, a lo que el candidato agregó, “Yo no les prometo el cielo y las estrellas, les prometo regresar y estar aquí con ustedes”.

Drenaje, alumbrado público, transporte, espacios recreativos, fueron algunas de las peticiones que el candidato recogió durante el día.

“El Cuate” realizó el recorrido acompañado de su esposa Ale y por la tarde se le unió el candidato a diputado local por el distrito XXIII, Marco González.

by Salome Martínez