Salome Martínez

La película La Casa de la Radio, una verdadera oda a la radio

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Por Sonia Contreras

Desde Días de Radio, obra maestra de Woody Allen, no había una obra tan bella y cercana al mundo de la radio, al grado que parecería que, Nicolas Philibert, director de la cinta, surgió de este mundo.

La Casa de la Radio, (Francia-Japón, 2012) obra que se ha presentado dentro de la 55 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional en la Cineteca Nuevo León, es una verdadera oda a la radio.

La  55 Muestra-que se proyecta del 8 de enero al 28 de febrero en Monterrey- es organizada por el CONARTE, a través de la Cineteca Nuevo León y en colaboración con CONACULTA.

Introduciéndose en las entrañas de Radio France, una de las estaciones más prestigiosas de Europa, el director Philibert muestra, sin acotaciones explicativas y, por tanto, de manera muy ingeniosa, el ritmo y trajín de una estación de Radio en plena actividad. El vasto repertorio de programas de esta estación propicia una de las preocupaciones del director: no matar el misterio (su encanto, su magia) que significa la radio.

Precisamente, la película del realizador francés llega en un momento en que ese misterio, ese encanto, parece morir, sino es que ha muerto ya. El misterio de la radio ya no importa a nadie (o por lo menos a muy pocos). En su mayoría, los programas de radio de hoy no son más que una proyección en los micrófonos de lo que ocurre en la televisión. Con la evolución de la Internet, el consumidor ordinario privilegia la imagen sobre la voz, el misterio: es decir, la imaginación.

Es justamente es la imaginación lo que campea a lo largo de esta obra. La diversidad de programas permite apreciar los alcances de la radio. Philibert describe todo esto con entusiasmo pero al mismo tiempo con sobriedad; una labor prácticamente periodística, que documenta el ritmo, los registros de la cotidianeidad en una estación de radio. Periodismo noticioso, cultural, debate, entretenimiento, todo esto abarca. Por otra parte, esta cinta es también un reflejo de la cultura francesa, de gran nivel, como cuando vemos a un grupo de productores preparar un programa  y, al tiempo, ironizar sobre Justin Bieber, la izquierda y los sociólogos.

Una editora, corrigiendo la cobertura de un conductor de noticiero, dando clase sobre el oficio, el fin periodístico, la redacción; un melómano, gozoso en su tarea de transmitir música, en medio de discos de música selecta; los avatares de la grabación de un ensamble;  lo artilugios de un conductor de un programa de concursos, para animar a un auditorio que no puede verlo; o bien, los pormenores de la grabación  de una radionovela, entre otros momentos, están retratados en este gran filme.

También se interna, tras bambalinas, en lo que está más allá del trabajo, en su sentido estricto. El autor nos muestra a los hacedores de esta magia de la radio en su convivencia, en su aprendizaje y sus relaciones cotidianas. Definitivamente, una película que debería ser vista por aquellos que se encuentran al frente de las estaciones de radio, sobre todo oficiales, estatales. Podría conducirlos a una necesaria reflexión sobre lo que tienen en sus manos.Más información en la página www.conarte.org.mx o bien a través de facebook: CONARTE NUEVO LEÓN y por twitter: @conartenl.

 

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