Por Pedro García

En verdad que Edgar Gómez está echado para adelante e irrumpe, como la ha hecho desde la tarde del martes en La Casona del Barrio Antiguo, al competidísimo ambiente grupero, nada más y nada menos que en la capital de este movimiento musical: Monterrey.

“El Dragón de la Sierra” es su nombre de guerra y entra a dar la batalla con la tea enhiesta, con el fuego nuevo de su canto como así lo presenta, con su potente tono grave, el afamado locutor regiomontano Tomás Valdez: ¡¡El fuego nuevo!!…del ¡Dragón de la Sierraaaaaaa!

Edgar llena el perfil grupero: fuerza interpretativa, dominio del escenario, sencillo, nada sobreactuado y atentísimo hacia la concurrencia de fans y periodistas que han asistido a su lanzamiento, de la mano de Mike Rodríguez, mánager bien relacionado y a quien lo visten las galas de la cortesía.

Y para completar el cuadro, don Oreste Gómez, padre del intérprete, le ha entregado su vida y su arte pues sus composiciones dominan el cidi, en particular el tema “Se acabó mi tiempo”, selección que suena porque suena.

No se diga la pieza “Quisiera volar”, también de don Oreste, que es llegadora y a la que ¡El Dragón de la Sierra!” le imprime su estilo apoyado con arreglo formidable musical a cargo de la poderosa banda “La Coyota”.

Así las cosas, todo es cuestión de que la raza comience a escuchar el cidi de Edgar intitulado “De parranda con la plebe” que da nombre a otro de los diez temas del compacto que incluye el éxito mundial de Juan Carlos Calderón: “Culpable o no”, entre otras canciones a las que la gente irá identificando ya que el tiempo, sólo el tiempo es quien pone las cosas en su lugar…