Por Pedro García
No estamos convidados al banquete
Leo informaciones sobre consultas del Senado de la República acerca de la reforma energética donde veo convocatorias a participar a puros políticos, grupo variopinto con su “raya pintada”: unos están ciegamente a favor de permitir la inversión privada, y otros resueltamente en contra.
Pero no hay invitaciones a expertos en la materia como pueden ser científicos de todas las universidades del país, ingenieros petroleros, dentro de una gama de personas con autoridad técnica sobre el tema en cuanto a la conveniencia o no de insertar (más) capital privado en el sector energético.
Tampoco hay convocatorias a especialistas en economía, gente con capacidad para proyectar el negocio energético en el mediano plazo sobre aspectos de viabilidad de mercado y evolución de los niveles de precios para evitar los colapsos financieros a las arcas gubernamentales.
También que se prevea el aseguramiento de la energía a la sociedad, garantizar el suministro a las clases sociales económicamente menos favorecidas a las que habría que subsidiar el gas natural o licuado. Y no dejar que el “mercado” margine a los pobres en sus necesidades cotidianas de energía.
Es indiscutible y se entiende que cuando un empresario invierte capital para hacer negocio su objetivo es precisamente ese, hacer negocio, tener ganancias sin hacer concesiones a los consumidores por falta de pago por el servicio recibido. Actualmente, hasta el gobierno federal corta el servicio eléctrico al que no paga el suministro. Ya estoy viendo el trato que las empresas extranjeras le van a dar a la mayoría de familias mexicanas empobrecidas.
Por ello, es necesario advertir a los políticos que toman decisiones que se proponen hacer concesiones sobre servicios sociales básicos cuando el grueso de la sociedad pasa por la peor situación económica de la historia reciente.
La consulta o discusiones entre políticos o líderes morales y el posterior debate en el Congreso de la Unión, también entre políticos, no va a dar un resultado en beneficio de la sociedad sencillamente porque será un diálogo de intereses partidistas con un sesgo oligárquico, puesto que no tengo la menor duda de que podría haber, si no es que ya están operando, los “patrocinios” del gran capital para que salga una reforma a su conveniencia.
La energética es la última reforma que intenta el Sistema dentro del esquema que ha inducido la tecnocracia desde que se montó en el poder con el objetivo de crear un país gobernado por una plutocracia, que en tal está convertida la clase política dinástica.
La consulta del Senado la aprecio como una simulación puesto que en términos efectistas, hay por lo menos tres fuerzas partidistas que votarían, sin chistar, la iniciativa energética Presidencial. Así vaya Cuauhtémoc Cárdenas a repetir todo lo que ya ha estado oponiendo a la reforma propuesta por el oficialismo, o lo que digan otros personajes en el mismo tono, el proyecto de Ley va a ser votado por una porción suficiente.
Todo a pretexto de una modernización económica a la cual nunca ha estado invitada la sociedad que se bate en la pobreza, desempleo, sin oportunidades de ascenso social por la marginación integral a la que está sometida por gobiernos erráticos, que se equivocan sólo a favor de una clase social dominante en la cual hay que contar a los políticos.