Por Pedro García
Lo que sea de cada quien, cualquiera que haya sido el propósito de montar una mampara opaca en el recinto del Congreso del Estado logró su cometido, este tecleador simplemente no pudo tomar notas, al detalle, de la sesión de ayer.
Si desde lo alto de las butacas el observador intenta ver, saludar, y hasta aplaudir –lo cual sería noticia- a un diputado, sencillamente no sabría a quien se estaría dirigiendo.
Sí fue posible escuchar las participaciones de los diputados ante la Tribuna, más no así los entretelones de los coordinadores y el resto de sus compañeros en sus curules. Desde las primeras hileras de las galerías sólo pude verle los ojos a los diputados, posicionados en Tribuna.
Colegas fotógrafos me refirieron que algunos diputados los han increpado y cuestionado porque les toman fotos; hay casos en los que los amigos de la lente ni siquiera se ocupan de los tribunos, no obstante han sufrido conductas francamente agresivas por parte de los legisladores que se sienten víctimas de paparazzis, ignorantes hasta la médula de que son servidores públicos.
-“¿Qué…si quieres te paso una copia?”…habría dicho al extremo de la irritación un diputado a uno de los fotógrafos de la “fuente informativa” del congreso durante una sesión cuando el legislador creyó que era sorprendido enviando mensajes con su celular, cuando el fotorreportero, como dice la raza, “ni en cuenta”…
Esas y otras circunstancias probablemente dieron lugar a que la COCRI o la Oficialía Mayor ordenara la instalación de la mampara a lo largo del muro del recinto que limita la sala de sesiones con la zona de galerías, donde toma asiento el pueblo que, es necesario decirlo, el pueblo casi nunca asiste al Congreso.
De súbito, los diputados se evaporaron a la vista del observador, situado este en las butacas. Ayer, el diputado Carlos Barona andaba dando palos de ciego para ubicar a varios vecinos de la colonia Independencia y solo hasta que el colono Pedro Rodríguez se incorporó de su asiento, fue posible que aquel advirtiera la presencia de los visitantes.
Ahora bien, si la colocación de la mampara contiene un significado oficial, de todas maneras va en desdoro del funcionamiento de la legislatura.
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En otros temas, la alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes quizá duerme como bebé toda vez de la inocua ofensiva que le mandó la semana pasada el coordinador de los diputados del PRI, Edgar Romo quien, “declaracionitis” de por medio, lanzó un ¡ya basta! a la supuesta corrupción de la panista.
Encuerdada como anda la alcaldesa, un posicionamiento como el de Romo no le afecta ni tantito. La señora quiere ser candidata a gobernadora y para sacarle el tapete se requiere mucho más.
Aquello se logra con denuncias, pero denuncias Ministeriales basadas en datos duros –no de oídas- sobre presuntos actos corruptos de la alcaldesa y entonces, probablemente, sus circunstancias políticas fueran distintas.
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Impresionante la fuerza de Natura convertida en huracán. “Ingrid”, como todos los meteoros, flagela y destruye lo más vulnerable, lo más expuesto al riesgo. Hemos visto el azote destructor de Ingrid en Guerrero, por ejemplo, aunque las tormentas están en 30 entidades del país derivado del impacto de otro meteoro por el lado del Pacífico. El problema es que ya estamos a mediados de septiembre, mes típico de huracanes. Ya van decenas de ahogados.
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El gobierno de Nuevo León gestiona la Declaratoria de emergencia a Gobernación para el envío de recursos con el fin de reparar los daños de Ingrid.
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Sobre el mismo asunto, el diputado federal Martín López convocó al gobierno estatal a que establezca una sinergia institucional con los alcaldes y elevar una petición de apoyos del Fondo de Aceleración Económica donde hay cantidades millonarias en ramos para pavimentos, carreteras y comunicaciones y del Fondo Nacional de Desastres Naturales. Dijo que es indispensable formular lo más pronto posible un proyecto de daños y su cuantificación, dado que entidades más golpeadas como Guerrero que ya están en ese proceso.