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Por Pedro García, Corresponsal
Más que la inseguridad pública, a doña Consuelo lo que la angustia es que su hijo ya dejó de ir al Conalep, en Ciudad Guadalupe, por falta de dinero para mantenerse estudiando, y además ya le acechan las cuotas de sus pequeños nietos en la instrucción básica.
Su voz le sale acompañada de ese sonido que produce quien está invadido de angustia y desesperación. Se le ahogan las palabras. Pero saca la casta y pide apoyo…Su interlocutor es Luis Ángel Benavides, el diputado local quien le responde que los apoyos los tendrá en cuestión de días.
Yo con mi pensión no alcanzo para los gastos de la educación.
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En la misma vivienda, otra mujer tercia para confiar que los gastos para la escuela son muchos. El desempleo sentó sus reales en la casa de doña Consuelo y hace estragos.
A unos metros, grupos de jóvenes juegan fútbol rápido y dejan escapar las energías y derraman alegría propia de adolescentes. El diputado se pone guapo y patrocina el agua destilada: “ay la feria se la entregan a mi compadre”, dice, señalando a uno de sus colaboradores.
Benavides va entregando pelotas de hule a los niños. Pero el drama continúa en la persona de una mujer, morena ella, delgada. Sus ojos ruegan por ayuda para los útiles de sus pequeñas hijas.
La pena le envuelve, y su voz quedita logra emitir el anhelo: necesito útiles para mis hijas.
-¿Qué más?, le dice Luis Ángel.
-Pues una mochila…
-Bien, dentro de unos días le mando juegos de útiles y mochila.
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El sol comienza a pegar duro en la colonia  Las Villas. Allí, el joven Cristian Aguilar le dice al diputado Luis Ángel Benavides que es una rareza ver que los funcionarios regresen a ver a los vecinos:
“Es raro que regresen”…Y solicita el respaldo para despejar de su casa, a donde se acaba de cambiar, unos escombros que quizá un antiguo inquilino abandonó en la morada la que muestra visibles trazas de soledad.
Y el toc-toc, continuó por otros sectores hasta un fraccionamiento de esos privados con todo y barda perimetral que, protege a los vecinos de los ladrones. Pero…ocurre que, con todo y todo, los amigos de lo ajeno se las ingenian.
Ah, pero el colmo es que hay vecinos que están pero bien molestos con el tesorero del fraccionamiento porque, aparentemente, ha estado sacando la tajada del león en esos de administrar los recursos de los vecinos. La verdad es que, sabrá Dios.
 

Por 4poder