Por Redacción
Cada sacrificio que hacen nuestros padres para el bien de nosotros no tiene precio, pero sí un valor incalculable.
Un humilde agricultor campesino filipino apoyó a su hijo a terminar el colegio y el resto de su carrera universitaria en lugar de hacerle trabajar para contribuir al necesario sustento familiar El joven, el día de su graduación dijo que su padre es el mas grande orgullo que jamás haya tenido.